He venido varias veces a Salamanca y con el primero que la visite fue con mi jefe scout Agustín, que entre otras cosas me descubrió el hornazo y el farinato, a orillas del Tormes…
Hoy volveré a pasear por su plaza mayor y dedicaré un ratito a rezar por su alma y a dar gracias a Dios por haberle conocido.