14/12/2009
A veces no es necesario perderse por los Picos de Europa o Pirineos o Gredos…
Apenas a 5 minutos en coche desde casa, hay un entorno que descubro cada día que camino por sus senderos, un pinar de pino negro, tapizado con una enorme variedad de vegetación típica mediterránea, donde abunda la jara y el romero, donde aparecen aquí y allá madroños, cargados de fruta en la época que toca, enebros, encinas que apenas son retoños y que no llegan a mucho más…
Senderos como “el peaje” o “la cueva de Satur” (los nombre que les dan los ciclistas de la zona), la senda de San Agustín, con carteles informativos, o las que descubrimos tras cada paso por zonas fáciles de caminar.
También es posible observar, si se sale temprano, cuando el bosque despierta, zorros, o alguna ardilla despistada o a veces, algún venado y una enorme variedad de aves que yo no soy capaz de distinguir, en cuanto me sacan de la urraca o el gorrión…
Merece la pena adentrarse en los senderos abiertos por los caminantes, o los últimos que han ido descubriendo los ciclistas que se arriesgan a algún “porrazo” en las trialeras a cambio de pasar por entornos que es difícil imaginar, cuando convives con ellos a tan corta distancia.
Pero es más importante conservar la zona como está y que nuestro paso resulte lo menos impactante posible, pasar sin dejar ningún rastro.
Levantaos temprano, calzad las botas y dejaos llevar por estos senderos, no hay pérdida, dejad que los olores y sonidos os envuelvan… y lo mejor es que, a la hora del aperitivo estaréis en casa.